Ferran Barbarà
Soy Ferran Barbarà, apasionado del turismo y la gastronomía del Maresme, y especialista en marketing y diseño web, siempre listo para compartir mi amor por esta vibrante región catalana.
Rutas y destinos para disfrutar del otoño sin complicarse ni gastar de más
Publicado: 2025
En Dynamic Hotels sabemos de sobra que no todo el mundo busca lujos ni glamour cuando planea una escapada de fin de semana. Muchos solo quieren salir de la ciudad, respirar hondo y volver con la cabeza un poco más limpia de lo que se marcharon. Es algo muy típico del otoño, cuando en recepción escuchamos una frase que se repite: “Necesitaba silencio, árboles y no mirar el reloj.” A veces no hace falta mucho más.
Este artículo no es una guía turística. Es simplemente una lista honesta de bosques en Cataluña para quienes quieren caminar, perderse un rato y terminar el día con una cama caliente cerca. Si estás buscando un sitio para desconectar sin gastar una fortuna, quizá aquí encuentres tu próxima escapada.
Viladrau es uno de los mejores puntos de entrada al Montseny en otoño. Los bosques empiezan justo a las afueras del pueblo y en pocos minutos estás caminando entre hayas, recogiendo castañas o siguiendo senderos tranquilos, sin la masificación de zonas como Santa Fe. Es un destino muy habitual para quienes buscan desconectar sin hacer largas rutas en coche.
Por experiencia, sabemos que muchos viajeros deciden quedarse a dormir en Viladrau después de la caminata; nosotros mismos tenemos un alojamiento en la zona y no es raro ver huéspedes repetir ruta al día siguiente. Ir y volver en el día puede ser un plan rápido, pero despertarse allí es otra cosa: no hay prisas, no hay coche, solo el frío de la mañana, un café caliente y el bosque esperando de nuevo. Ideal para una escapada sencilla, sin complicaciones.
Fotografía: @pupuyus
El Montnegre i el Corredor es la típica escapada que muchos hacen pensando en volver a dormir a casa… hasta que llegan. Entre pistas forestales, encinas y caminos de grava, es un destino muy común para senderistas y ciclistas de montaña. En otoño, el bosque gana silencio y humedad, y no tiene ese exceso de gente que agobia en otras zonas más conocidas.
Aunque esté cerca de Barcelona, más de uno decide no hacer la vuelta el mismo día. En nuestro hotel de Caldetas es habitual recibir a parejas y ciclistas que vienen directos del Montnegre. Llegan cansados, con barro en las zapatillas, y solo quieren una ducha, cenar algo tranquilo y no volver a coger el coche. Porque una cosa es salir al bosque, y otra muy distinta es volver a la autopista.
Fotografía: @lepetitcolibrii
La Fageda d’en Jordà es uno de los bosques más visitados en otoño, y por algo. El camino es llano, accesible y perfecto para familias o para quienes solo quieren pasear sin grandes exigencias. En pleno corazón de la Garrotxa, el hayedo ofrece senderos señalizados y zonas de aparcamiento, aunque conviene llegar temprano para evitar colas y buses organizados.
Aquí no hay alojamiento dentro del bosque, pero alrededor de Olot y Santa Pau se pueden encontrar hostales y alojamientos rurales económicos. Es un buen plan de un día, pero si la idea es hacer varias rutas volcánicas o visitar Santa Margarida y el Croscat, quedarse a dormir cerca permite aprovechar mejor la escapada sin volver a casa con prisas.
Fotografía: @viajeroslowcosteros
El Valle de Arán no es una excursión de medio día, es una escapada en condiciones. En otoño, los bosques alrededor de Vielha se llenan de hojas marrones, niebla baja y ese frío que anuncia el invierno. Aquí no se viene a pasear una hora ni a hacer una foto para redes: se viene a caminar, sudar y llegar con hambre al pueblo.
Gran parte de quienes viajan hasta aquí lo hacen en grupo: cuadrillas de senderismo, clubs de montaña o simples amigos que buscan cansarse juntos y terminar el día con una cena caliente. En nuestros hoteles de Vielha es habitual ver botas en la entrada y mochilas apoyadas en recepción. Nadie pide spa ni lujos, solo calefacción, agua caliente y silencio para dormir antes de volver a salir al amanecer.
Fotografía: @catalunyaexperience.latam
Montserrat no es el destino típico de bosque, pero en otoño se convierte en uno de los planes de fin de semana más comunes para quienes viven en Barcelona. Es esa escapada que muchos repiten cada año: subir, andar, cansarse y volver más en paz de lo que se llegó. Aquí no hay hojas rojas como en un hayedo, pero sí senderos entre pinos, roca y silencio.
La mayoría llega con la idea de ir y volver en el día, aunque los que encadenan varias rutas o empiezan al amanecer prefieren dormir en Monistrol o en los pueblos de alrededor. No vienen a por lujo. Solo quieren un colchón, algo de cena y no pensar en la vuelta por la autopista.
Fotografía: @lalalala_cherry
El bosque de Poblet es uno de los mejores planes de otoño en Tarragona. No tiene la fama del Montseny ni las colas de la Fageda, y quizá por eso muchos lo prefieren. Aquí los caminos se llenan de hojas, humedad y buscadores de setas que salen temprano y vuelven con las manos manchadas de tierra. Las rutas son sencillas y el silencio es real.
Quien viene hasta aquí normalmente no pasa solo la mañana. Muchos alargan hacia Prades o Vimbodí y buscan dónde dormir sin gastar demasiado. No es un viaje de lujo, es una escapada para andar, comer pan con butifarra y volver a casa con la cabeza más despejada.
Fotografía: @castellonerarutera
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